Reducción de riesgos

La reducción de riesgos y daños consiste en encontrar maneras prácticas para minimizar el impacto en la salud de una actividad o conducta inherentemente riesgosa, sin buscar detenerla por completo.

La reducción de daño y el tabaco

Una regulación apropiada es crucial para garantizar que los consumidores obtengan las garantías que merecen. Un marco normativo para los productos de nuevas categorías con opciones de riesgo reducido debe tener en cuenta la seguridad del consumidor, la calidad del producto, así como condiciones adecuadas para la libre comercialización y distribución.

A partir de que estos dispositivos son diferentes, no pueden ser ni regulados ni aplicarles la misma carga tributaria que los de combustión. Se necesita que los fumadores adultos cuenten con la información y con las condiciones necesarias para escoger esta opción, con el ánimo de ofrecer alternativas de riesgo reducido, ya que no contienen tabaco, no contienen alquitrán ni monóxido de carbono (componentes más dañinos de los cigarrillos tradicionales) ni generan combustión como los cigarrillos tradicionales. De acuerdo con la Asociación de Vapeadores en Colombia, ASOVAPE, los vaporizadores son la herramienta de reducción de daño más exitosa que ha logrado sacar del tabaquismo a más de 68 millones de personas alrededor del mundo. Incluso, las autoridades de Salud en Reino Unido respaldan el uso de vaporizadores como herramienta de cesación tabáquica al punto de vender estos dispositivos en farmacias, clínicas e incluso de iniciar programas donde se ofrecen de manera gratuita kits a aquellos ciudadanos que desean dejar de fumar con este método. “Si es fumador y no ha dejado de fumar, intente el vapeo”, dijo Martin Dockrell, líder de Control de Tabaco en PHE (Salud Pública Inglaterra).

El Reino Unido, líder mundial en el control del tabaco, publicó este año su Plan de Control del Tabaco para implementar hasta 2020, dirigido a disminuir cada vez más su población fumadora. Uno de los pilares fundamentales del Plan es la reducción del riesgo a partir del uso de los productos de nueva generación, como los cigarrillos electrónicos o vaporizadores.

De acuerdo con el informe sobre el “Uso de Cigarrillos electrónicos entre adultos en Gran Bretaña, 2018” de la organización Action on Smoking and Health (ASH) del Reino Unido, existe un estimado de 3.2 millones de adultos en Gran Bretaña que actualmente usan vaporizadores. De ese total, más de la mitad han logrado dejar de fumar por completo con el uso de estos dispositivos.

Un estudio de Oxford Academic concluyó que existen diferencias significativas entre las emisiones de partículas de los vaporizadores en comparación con los cigarrillos con tabaco. Las partículas exhaladas desde el vaporizador son gotitas líquidas que en cuestión de segundos se evaporan rápidamente en el ambiente, es decir, no hay humo, ni olores molestos y una mínima afectación del entorno, frente a las partículas emitidas en los cigarrillos convencionales.

También hay evidencia de terceros que sugiere que los vaporizadores no son una puerta de acceso al tabaco. Por ejemplo, en febrero de 2018, PHE publicó su último informe sobre cigarrillos electrónicos concluyendo que "los vaporizadores están asociados con un número creciente de intentos de abandono exitosos con respecto al cigarrillo tradicional, y la evidencia no respalda que los cigarrillos electrónicos sean una puerta de entrada a fumar".

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